Reseña de Yatamomo (Norma Editorial)

Teknalix marzo 3, 2025 No hay comentarios

Reseña de Yatamomo (Norma Editorial)


©2014 HARADA. All rights reserved.

Yatamomo



¿Cómo definir una relación? ¿Qué hace falta para que dos personas se enamoren entre sí? Quizás sea que se complementen, que se entiendan con solo mirarse o que, simplemente exista química entre ellas. O puede ser que no haga falta nada de eso. Tal vez el amor aparece cuando uno menos se lo espera, en los momentos más desesperados y entre las personas menos propensas a decir ‘te quiero’. Porque, al final del día, nadie entiende realmente qué significa el amor.

Yatamomo es una obra gamberra, dura y con el punto justo de dulzura que tanto caracteriza a Harada. No, no es una historia tradicional y mucho menos para todos los públicos. Leer a la autora requiere ser consciente de las temáticas que tanto le gusta tratar. Porque, al igual que en todos sus relatos, la moralidad juega un papel difuso pero atrayente. Así, una vez más de la mano de Norma Editorial nos llega a España diez años después de su publicación en la revista Qpa este manga de tres volúmenes y portadas brillantes.

Bad Boy

Antes de comenzar esta reseña es fundamental tener en cuenta los temas a tratar en ella. Todos los mangas de esta colección han sido puestos a la venta retractilados y con una pegatina que señala en “contenido explícito” que se encuentra en el interior. Más allá de ello, entre las temáticas presentes se encuentran el abuso (tanto a adultos como menores), la prostitución y la violencia explícita. No es una obra para todos los públicos ni apta para sensibles. Una vez señalados estos puntos, continuemos con el análisis de la obra.

Yatamomo, como su propio nombre indica, es el romance entre Yata y Momo. Por un lado, Yata es un joven bastante simple, con una personalidad sobreprotectora y que, aunque sin maldad aparente, guarda un lado sádico que no duda en mostrar cuando la situación lo requiere. Por otro lado, Momo es todo lo contrario. Es un “vivalavirgen” de manual. Cabeza hueca, alegre y parece que nunca nada le preocupa realmente. Y es que está dispuesto a hacer cualquier cosa por un poco de alcohol, tabaco y un techo donde dormir.

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En un primer momento, los personajes y su dinámica parece ser sencilla. Una pareja de jóvenes en su veintena, donde uno sobrevive casi por deseo divino y otro toma el papel de “madre” para cuidar de él. Un tropo que en el BL se ha visto en innumerables ocasiones. Sin embargo, estamos ante una obra de Harada, nunca nada es tan fácil como parece. Es aquí donde aparece el gran encanto del manga y el truco de empezar in medias res. Porque sí, tras el primer capítulo, que es la función de presentar mínimamente a los personajes, es el momento de explorar su pasado y cómo se conocieron.

Sin entrar en demasiados detalles, no al menos del resto de volúmenes, el primer tomo es prácticamente un viaje al pasado para conocer cómo era la vida de Yata y Momo en el momento de conocerse. Así, el segundo volumen explora sus pasados y el tercero es el culmen de su relación. No seguir una narrativa lineal permite adentrarse en diferentes aspectos de los personajes para no solo conocer el porqué de sus maneras de actuar, sino para crear un vínculo entre estos y la lectora. Durante todo el manga, la necesidad de conocer qué ocurre y por qué es constante. Algo cuanto menos llamativo teniendo en cuenta la gran carga sexual en cada uno de los capítulos.

Chulo pt. 2

Yatomomo es una obra claramente sexual. La cantidad de escenas de sexo, especialmente en sus primeros compases, es incalculable y de hecho en algunos capítulos hay casi más escenas de relaciones que de diálogo. Pero no, no es una obra pornográfica y no busca serlo ni mucho menos. Como suele ser la dinámica de Harada, el sexo es un elemento narrativo más y en el caso de este manga, se convierte en el hilo conductor de la propia historia.

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Momo se prostituye por un hogar caliente. Se deja hacer por tabaco, dinero y alcohol. ¿Hay que ser un perro? Él ladra. ¿Se ha quedado sin blanca? Se soluciona con una mamada. No hay ningún tipo de sentimiento en lo que a relaciones se refiere. Es un simple pago, uno que está dispuesto a pagar, aunque realmente no entienda lo que puede conllevar. Momo, que está en la calle como un gato callejero, sabe que se están aprovechando de él, no es tonto ni la obra busca ser paternalista con él. Pero aun así, él se ríe, tiene una actitud hasta cierto punto estoica que le permite seguir con su vida de manera más o menos cómoda.

O al menos así es hasta que conoce a Yato, quien le acoge. Ambos se conocen en un baño público, uno porque estaba limpiándose y otro porque simplemente quería mojarse la cara después de correr. Su encuentro es casual, y aunque ciertamente protagonizado por la pena, finalmente Yato acaba acogiendo a Momo para que no se quede en la calle. Al principio su relación sigue las mismas dinámicas que había tenido hasta el momento, pasar por la cama para poder dormir una noche más.

Ambos se aprovechan del otro, hasta que, sin apenas darse cuenta, dejan de hacerlo. Y es aquí donde el sexo vuelve, de nuevo, a tener importancia. Todas las escenas, que cabe destacar, están censuradas por muy explícitas que sean, tienen un sentido. Ya sea para demostrar cómo Momo se rendía ante la vida que le había tocado vivir hasta los momentos en los que: no es fornicar, es una comunicación. Una manera no solo de demostrar el amor sino como el escape perfecto para de un mundo que solo oprime. Con la evolución de la historia, también evolucionan las escenas sexuales. Harada en todo momento diferencia claramente qué está consentido por amor, qué lo está porque no le queda más remedio y cuáles son a todos los rasgos una violación.

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Esto, de nuevo, no implica un sexo vanila. Yato es duro en la cama, muerde y marca como un perro, pero también están los cobradores de Momo que, como así mismo hace la autora una analogía en la obra, son cuervos que comerían vivo al joven si dejan de satisfacerles. Y, entre todo ello, se encuentra él, Momo, uno de los personajes más carismáticos de Harada.

Otra vez más

Ninguno de los personajes que Harada ha creado a lo largo de su carrera es plano. Ya sean en obras cortas, de un solo tomo o historias más extensas, como lo es Yatamomo. Pero, de entre todas ellas, Momo ocupa un puesto especial. La obra en la que nació cumple ya diez años. Una década en la que la autora no ha dejado de aumentar su biblioteca y, aun así, el papel de Momo se vería reflejado en otras obras, como las historias cortas de Posi y Nega, también publicadas por Norma Editorial.

El tropo de Momo no es nuevo realmente. El personaje, con un pasado oscuro que pierde por completo el sentido de su propia existencia en pos de poder seguir viviendo sin darle demasiadas vueltas a la cabeza, no es una revolución literaria. Sin embargo, consigue calar a la lectora. Ese pasotismo no esconde, sino un miedo al rechazo, a perder lo que tiene o a alzar la voz para recibir un golpe.

Por ello, ver como Momo va poco a poco dejando de reír para mostrar sus propios miedos, pero sin perder su personalidad es uno de los puntos más importantes de la obra. Y, en este sentido, contar con Yato es también fundamental. Al fin y al cabo así se llama la obra: Yatamomo.

En esta disparidad de personalidades, en ese mundo tan oscuro, ya sea por la noche como por la temática, ambos se apoyan el uno en el otro. No, ninguno de los dos es santo ni hace las cosas bien. Yato es un sádico de cuidado en la cama que, aunque se preocupa por Momo, es duro como pocos y no sabe controlarse. Son torpes, pero están juntos y eso es lo que les impulsa a seguir adelante. Aunque no sea un camino sencillo y el más rápido. Ese es, precisamente, ese toque dulce que comentaba anteriormente.

Así soy

De Harada, como persona, apenas hay información. Nacida el 1 de noviembre, escorpio, es de la prefectura de Kanagawa y lleva más de diez años dedicándose al mundo del manga. Su primer contacto con el Boys’ Love fue cuando cursaba el instituto, y sus primeros pinitos como dibujante, en 2011 con la creación de varios -muchos- doujinshis dedicados al manga shonen Gintama. Por aquel entonces, en lugar de Harada se hacía llamar Paraiso, pero a pesar de cambiar de nombre, su esencia y sus obras oscuras se han mantenido en el tiempo.

Harada debutó oficialmente como mangaka en 2014 con la publicación de varias historias autoconclusivas, como en los recopilatorios Gesu BL o B-Boy Sachiku, pero también dio comienzo a sus primeras obras cortas, como Henai, Nii-chan, Yatamomo. De hecho, la obra que reseñamos en este momento se publicó en la Qpa, de Takeshobo, la revista por antonomasia de la mangaka.

Desde entonces, la artista ha creado un sinfín de historias sin prisa, pero sin pausa, tocando todo tipo de perversiones y tabúes, mostrando romances homoeróticos explícitos y sin censura, pues cree a pies juntillas que en el BL todo encaja a la perfección y no necesariamente hay que añadirle un cándido romance o un final feliz.

De esta guisa existen algunas de sus narrativas más importantes, como Color Recipe (2015), Sumomo (2015) u One Room Angel (2019). Como curiosidad, mencionar que en 2020 publicó el oneshot CoDou 2020, donde reúne a varios de los protagonistas de su bibliografía en una historia de corte cómica.

En España, sus obras se encuentran divididas entre la extinta Kodai, quien licenció Niichan, y Norma Editorial, donde se encuentran su mayoría de relatos. De hecho, la última de ellas, Yajirushi fue licenciada en el 30 Manga Barcelona.

Mi lova

Yatamomo es una de sus primeras obras y prueba de ello es su dibujo. Creando la base de lo que con el tiempo sería su estilo, y evolucionando de aquellos primeros DJ, el arte de Harada es fino, pulido y muy expresivo. Las miradas almendradas, el juego de claroscuros y los trazos simples se mezclan a la perfección para crear un dibujo único y reconocible.

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La anatomía en la pluma de Harada está estudiada a la perfección y sabe cómo crear diferentes tipos de cuerpos, brindándoles una fuerza y naturalidad que traspasa el papel. Además, como así se comentó anteriormente, es capaz de generar emociones simplemente con el dibujo y la manera en la que se mueven sus personajes, como se puede apreciar en las escenas sexuales. De hecho, la censura al ser sutil no molesta a la lectura más allá de no poder ver ciertas partes del cuerpo.

Sin carné

Siguiendo con la presentación de la obra, Norma es la editorial encargada de su edición en España. Las portadas y el formato siguen la edición original japonesa, un tomo B6, rústica y con sobrecubierta. A destacar que bajo estas se encuentran grabadas en las portadas una ilustración de la obra, así como un 4koma en la parte posterior. Todo ello sumado a dos páginas en color por tomo.

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A fecha de esta reseña se han publicado los primeros dos tomos de la historia, a nueve euros el tomo. Ambos han mantenido el mismo precio, a pesar de que el primero de ellos tiene 192 páginas, el segundo tiene 200, y el tercero 168 sin contar las páginas a color (dos por tomo).

En cuanto a la traducción, ha corrido a cargo de Clara de las Heras, quien ha hecho un trabajo impecable. La adaptación al castellano mantiene la esencia gamberra de la obra, consiguiendo el equilibrio entre el humor y los momentos más serios.

Sexy

Soy gran fan de Harada, lo tengo todo de ella y me gusta. Me encanta como juega la fina línea entre lo que está bien y lo que está mal, que sepa presentar la parte menos bonita de las relaciones y que, aun así, el amor entre sus personajes pueda llegar a ser genuino. Sé, y vuelvo a recalcar, que esta obra no es para todos los públicos y mucho menos la recomendaría como tal. Tampoco sé hasta qué punto lo consideraría una comedia erótica, como así lo califica la editorial y su propia autora. Aunque sí, es una tragicomedia en toda regla, eso está por descontado.

Siendo sincera, Yatomomo la tengo en dos ediciones, esta que actualmente reseñamos y la edición francesa, que salió hace años ya en dicho país. Poder leer a una de mis autoras favoritas en mi idioma es siempre un placer, y saber que solo queda un tomo para terminar esta historia, más. Lean Harada, sí, pero con precaución.

Lo mejor:

  • Para ser una obra de Harada, es más extensa de lo normal.
  • Ya está terminada.
  • Está retractilada y señalada como “manga para adultos”.

Lo peor:

  • No es para todos los públicos.
  • Ha llegado a España más tarde que en el resto de los países.

 


Yatamomo



Bueno

Autores: Harada

Editorial: Norma Editorial

Formato: Rústica de tapa blanda con sobrecubierta 13 x 18,2 cm.

Tomos: 3 (Finalizada)