“Podría convertirse en un dictador si lo desea”

Teknalix febrero 20, 2025 No hay comentarios

“Podría convertirse en un dictador si lo desea”

Elon Musk y Sam Altman fueron aliados en la creación de OpenAI, pero hoy son rivales en una batalla por el control de la inteligencia artificial. Musk, conocido por su enfoque agresivo en los negocios, y Altman, con una habilidad innata para la negociación y la recaudación de fondos, han llevado su disputa a un nivel sin precedentes. 

Lo que comenzó como una asociación para el desarrollo de una IA segura, hoy es una competencia feroz que involucra miles de millones de dólares y la influencia sobre la tecnología del futuro.

El break point empezó cuando Musk recibió un correo de sus compañeros Brockman y Sutskever, quienes le advirtieron, en una maniobra dirigida por Altman para bloquearle, dado que OpenAI se fundó “para evitar una dictadura de la IA general”, era “una mala idea crear una estructura que permitiera a alguien convertirse en dictador si así lo deseaba“. 

Horas después, el magnate respondió: “Esta es la gota que colmó el vaso”, según recoge The Wall Street Journal. A principios de 2018, dejó la empresa y Altman asumió el liderazgo.

De socios a enemigos: el quiebre definitivo

En 2015, los dos empresarios fundaron OpenAI con la misión de desarrollar la inteligencia artificial general (AGI) de manera responsable. Musk, con su mentalidad de ingeniero y obsesión por el control, chocó con Altman, un estratega con gran capacidad de maniobra. 

La relación se deterioró cuando Musk intentó asumir el control total de OpenAI en 2018, lo que llevó a su salida de la empresa. Altman, con el respaldo de otros cofundadores, rechazó la propuesta y mantuvo el control del proyecto.

Elon Musk, a la izquierda, y Sam Altman, a la derecha, en la Cumbre de Nuevos Establecimientos de Vanity Fair de 2015
Elon Musk, a la izquierda, y Sam Altman, a la derecha, en la Cumbre de Nuevos Establecimientos de Vanity Fair de 2015

The Wall Street Journal

El lanzamiento de ChatGPT en 2022 marcó un punto de inflexión. OpenAI, bajo la dirección de Altman, capturó la atención global con su modelo de lenguaje avanzado. Mientras que Musk, quien había abandonado la compañía, vio cómo su visión sobre la IA se hacía realidad sin él. 

Su respuesta fue lanzar xAI, una empresa destinada a competir con OpenAI. Sin embargo, sus avances no lograron igualar el impacto de ChatGPT, lo que alimentó su resentimiento hacia Altman.

En 2024, Musk llevó su enfrentamiento con Altman a los tribunales. Demandó a OpenAI alegando que había traicionado su misión original al priorizar los intereses comerciales. Aunque la demanda fue retirada y presentada nuevamente en varias ocasiones, reflejó la tensión creciente entre ambos empresarios.

Paralelamente, Musk reforzó sus lazos con Donald Trump, apoyando su regreso a la Casa Blanca con importantes inversiones. A la vez que Altman, demócrata de toda la vida, intentó contrarrestar la influencia de Musk acercándose a figuras clave del entorno republicano. Su objetivo era garantizar que OpenAI mantuviera su posición en el desarrollo de infraestructuras tecnológicas en EEUU.

Stargate: el proyecto que encendió la guerra

La rivalidad alcanzó su punto más álgido con la presentación de Stargate, una iniciativa de OpenAI para desarrollar infraestructura de IA con apoyo gubernamental. 

El anuncio, realizado junto a Trump, tomó por sorpresa a Musk, quien hasta entonces había sido un aliado clave en la Casa Blanca.  Mientras que Altman una vez dijo que los principios de Trump representaban una “amenaza inaceptable para Estados Unidos”.

Sentirse desplazado en un ámbito donde solía ejercer dominio fue el detonante para que lanzara una oferta hostil de más de 97.000 millones de dólares para adquirir OpenAI.

Musk y Altman encarnan dos enfoques opuestos sobre el desarrollo de la IA. Musk insiste en que la IA debe ser regulada estrictamente para evitar riesgos catastróficos, pero su postura también está impulsada por su deseo de controlar el sector. Altman, por otro lado, aboga por una expansión más rápida y pragmática, con inversiones en infraestructura y asociaciones estratégicas.

Ambos comparten una ambición desmesurada y un deseo de influencia global, lo que ha convertido su rivalidad en una de las más significativas en la historia reciente de la tecnología. Lo que está en juego no es solo la supremacía empresarial, sino el futuro de la inteligencia artificial y su impacto en la sociedad.

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Etiquetas: Elon Musk