Este 14 de febrero no es solo San Valentín, también es el día en que cumple años YouTube, la plataforma de vídeo adquirida por Google que revolucionó internet. Este aniversario además es especial, ya que se cumplen 20 años desde que se fundó.

En estas dos décadas, YouTube no solo ha pulverizado cualquier récord posible de visualizaciones de vídeos y de usuarios y suscriptores, sino que ha supuesto un cambio enorme en el sector del entretenimiento y, más en general, para la vida de todas las personas.

Su hegemonía sigue vigente en la actualidad, aunque no le faltan desafíos ahora que se cumplen 20 años desde que 3 jóvenes que trabajaron en PayPal –Steve Chen, Chad Hurley y Jawed Karim– fundaron la compañía el 14 de febrero de 2005, aunque el primer vídeo no se subió hasta abril de ese mismo año.

Mucho se ha escrito sobre la historia de YouTube, pero en este artículo prefiero hablarte de otra cosa: sobre cómo en la actualidad la plataforma afronta desafíos importantes y ya no es la herramienta innovadora de antaño para los más jóvenes.

Si eres millennial, a YouTube le debes el lore de tu generación, ¿pero y los más jóvenes?

Va a ser evidente por lo que te cuento, pero soy de la generación millennial, la de los nacidos entre principios de los 1980 y algún punto indefinido a mediados de los 90. 

Los que somos de esta generación nacimos sin internet ni redes sociales, pero entraron a nuestra vida desde muy pequeños junto con el nuevo milenio. Tanto yo como el resto de millennials españoles le debemos una parte muy importante de la identidad de nuestra generación a YouTube.

Piensa en los memes con los que crecisteis tu grupo de amigos y tú. Los vídeos virales, desde el contigo no, bicho, las piscinas de Teruel, el ayúrame tengo muchos quereseres, la batamanta, los vídeos de Wendy Sulca, abril – cerral, si ya saben cómo me pongo pa qué me invitan, Mendoza, sa matao Paco, trambolico… La lista podría ser infinita y es muy heterogénea.

Por encima de cualquier rival, ya sea la extinta Vine, Dailymotion o las redes sociales como Facebook o Twitter, la cuestión es que estos vídeos se valieron de YouTube para convertirse en parte de la cultura popular, de las bromas internas de nuestra infancia. 

Son memes que a veces solo los conoce tu grupo de amigos, pero cualquiera puede identificarse contigo gracias a ellos y por tanto su peso en la identidad cultural es muy fuerte.

Esta capacidad de cohesionar a toda una generación que ha tenido YouTube en los últimos 20 años se ha topado con las nuevas generaciones que son tan jóvenes o más que la propia plataforma de Google, y que manejan otros referentes.

Aunque la generación Z o centennial comparte gran parte de los mismos referentes y de los memes que antes circularon entre los millennial, los nacidos a partir de la segunda mitad de los 2000, los más jóvenes de ellos pertenecientes a la generación alpha, no ven YouTube como algo innovador, ya que de hecho es más antiguo que ellos y más popular entre sus padres.

El desafío es claro: si YouTube ya no es la plataforma en la que piensan los jóvenes para compartir un vídeo con su grupo de amigos, su hegemonía actual puede enfrentarse a un serio desafío de cara al futuro. 

Esta deriva generacional no es irrelevante ni mucho menos. Piensa que si en unos años solo la gente mayor utiliza YouTube, pasará a ser el Facebook de las plataformas de vídeo.

Como la tele tradicional, YouTube ya tiene competidores

YouTube llegó en 2005 como la alternativa perfecta a la televisión, el medio audiovisual claramente dominante en ese momento.

En la mayoría de sus aspectos, YouTube supo ser más innovador y conectar mejor con el público que los formatos tradicionales: los propios usuarios podían subir sus contenidos ellos mismos sin tener conocimientos, compartirlos con una audiencia global en internet, verlos cuando y donde quisieran gracias a los smartphones, y sin publicidad (al menos al principio).

Con el paso del tiempo, YouTube se ha convertido en este 2025 en el equivalente de lo que era la televisión en 2005. Tanto en lo bueno como en lo malo.

Por el lado malo, porque ya no es el gran referente de las personas jóvenes, más propensas al entretenimiento infinito que ofrecen los vídeos verticales y breves de TikTok o los Reels de Instagram, en contraposición con los vídeos de 10 minutos en formato horizontal que tradicionalmente han funcionado mejor en YouTube. 

Los Shorts han sido la respuesta de YouTube, que ha hecho válida con éxito la fórmula del si no puedes con tu enemigo, únete a él, ya que han logrado mejorar la retención de sus usuarios existentes, pero que no ha llegado a ponerse al nivel del servicio de ByteDance.

La publicidad, el pilar económico de YouTube

Pero también hay cosas positivas en que YouTube sea la nueva televisión actual, y eso tiene que ver con la capacidad para generar ingresos por publicidad, en la que actualmente va muy por delante de sus competidores, lo que le permite a Google tener la sartén por el mango.

En la actualidad, tener 1.000 reproducciones en YouTube genera entre 10 y 30 dólares, mientras que en TikTok la misma cantidad de visualizaciones aporta solamente 0,03 dólares. Esto se basa en estimaciones que pueden variar mucho según el país y el momento, pero el mercado de YouTube es en realidad mucho más grande.

YouTube es uno de los ejes de la división publicitaria de Google, y es el sitio predilecto donde los anunciantes muestran sus campañas de vídeo. Al principio de los vídeos es común que tengas que ver 2 o 3 anuncios en la actualidad, y si el número excede los 5 minutos, es probable que también haya anuncios entre medias. En el fondo no es tan distinto a la tele de toda la vida, ¿no crees?

YouTube se lleva el 45% de los ingresos publicitarios, mientras que el 55% restante va a parar al canal en el que se muestra el anuncio.

Y hay más cosas, porque lo anterior no tiene en cuenta el inmenso mercado que está por detrás de patrocinios a influencers por parte de marcas y empresas. Una gran parte de todos los vídeos de los grandes canales están patrocinados por una empresa que aparece en mayor o menor forma en el contenido. Esto no ha pasado desapercibido y en España ya hay una ley de influencers bastante reciente.

De youtuber… ¿a influencer? 

Al amparo de la gigantesca máquina de hacer dinero que es YouTube, muchas personas han aprovechado la oportunidad para crear canales exitosos que se han convertido en su medio de vida y en una profesión: la de youtuber.

MrBeast es el youtuber que más ingresos tiene en el mundo, con 97,7 millones de suscriptores y una facturación estimada en 54 millones de dólares al año. Le sigue Jake Paul, con 45 millones de dólares anuales y conocido recientemente por su pelea contra el boxeador retirado Mike Tyson. En España el más importante es El Rubius, con unos 8 millones anuales.

Y no solo son estos canales millonarios, ya que en YouTube han florecido a lo largo de los años cientos, e incluso miles de personas que son capaces de ganarse la vida –generalmente de una forma más humilde– gracias al contenido que crean, desde los videojuegos y el estilo de vida hasta la tecnología.

Con el tiempo, el concepto de youtuber ha ido dejando paso cada vez más al de influencer, un creador de contenido que puede tener cuenta de YouTube también, pero que puede ser conocido por otras plataformas como Instagram, Facebook, TikTok, Snapchat, X (Twitter) o Snapchat, las redes sociales más activas.

Las fuentes de ingresos están más dispersas en la actualidad, y por ello los influencers no necesariamente tienen que depender de YouTube en la actualidad, lo cual es un desafío para la plataforma. 

Al mismo tiempo YouTube se mantiene fuerte entre los creadores de contenido por el atractivo que suponen sus mayores ingresos y por el enorme peso de Google en la publicidad digital en todo internet, razón por la que muchos creadores de contenido que abandonaron la plataforma ahora vuelven a ella en los últimos tiempos.

En cualquier caso, son muchos los desafíos que afronta YouTube coincidiendo con su 20 cumpleaños, pero tampoco son pocos los motivos para pensar que dentro de dos décadas más siga formando parte de nuestras vidas y –eso está por verse– también de las nuevas generaciones.

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Etiquetas: YouTube