El asteroide 2024 YR4 ha generado gran preocupación en la comunidad científica, ya que, su trayectoria lo sitúa con una probabilidad de impacto del 2,3 % el 22 de diciembre de 2032. Ahora, un reputado científico dice que “es posible que la NASA no pueda desviarlo y evitar que 2024 YR4” choque contra la Tierra. 

Aunque la NASA ha liderado importantes avances en la desviación de asteroides, es posible que el tiempo para actuar sea demasiado ajustado, dejando abierta la posibilidad de que la colisión sea inevitable.

Este asteroide fue detectado a finales de 2023, y su tamaño lo convierte en un objeto lo suficientemente grande como para causar daños significativos en caso de impacto. En comparación, la Estatua de la Libertad mide 93 metros de altura, lo que sitúa a 2024 YR4 en un rango similar.

¿Es posible desviar el asteroide 2024 YR4?

El doctor Robin George Andrews, vulcanólogo y divulgador científico, ha señalado que la ventana de tiempo para una posible misión de desvío es crítica. “Se necesitan 10 años o más para construir, planificar y ejecutar una misión de desvío de asteroides. No tenemos mucho tiempo”, explicó en su perfil de X.

La NASA ya ha demostrado con éxito la viabilidad de la desviación de asteroides con la misión DART (Prueba de Redirección de Doble Asteroide). En 2022, la nave impactó contra Dimorphos, alterando su órbita y validando la teoría de los impactadores cinéticos. Sin embargo, aplicar este mismo método en 2024 YR4 podría no ser tan sencillo.

El principal problema radica en la naturaleza del asteroide. Muchos de ellos no son cuerpos sólidos, sino acumulaciones de escombros mantenidos por la gravedad. En estos casos, un impacto podría simplemente dispersar los fragmentos en múltiples direcciones, algunos de los cuales podrían continuar en rumbo de colisión con la Tierra.

Además, si no se consigue desviar su trayectoria lo suficiente, el asteroide podría impactar en un punto diferente del previsto, pero con consecuencias igual de devastadoras.

El impacto de un asteroide de este tamaño dependería de su velocidad y del lugar del choque. En 1908, un meteorito similar explotó sobre Tunguska, Siberia, liberando una energía equivalente a 15 megatones y arrasando 2.150 kilómetros cuadrados de bosque.

Si 2024 YR4 entrara en la atmósfera y explotara en el aire, podría causar una onda expansiva devastadora sobre una zona poblada. Si impactara en el océano, generaría un tsunami de consecuencias imprevisibles. Pero si su punto de impacto fuera un área deshabitada, el daño sería menor.

Opciones para la defensa planetaria contra el asteroide

“No estoy diciendo que una misión, o misiones, con un impactador cinético no pudieran funcionar. Pero no tenemos mucho tiempo y aún no tenemos suficiente información sobre este asteroide que se desvanece rápidamente para fundamentar adecuadamente nuestras decisiones de defensa planetaria”, agregó Andrews.

DART ha sido solo el primer paso en la estrategia de defensa planetaria. Aunque, existen otros métodos en desarrollo para evitar una catástrofe. 

Uno de ellos sería detonar un artefacto nuclear cerca del asteroide podría alterar su trayectoria, pero el riesgo de fragmentación sigue siendo una preocupación. Otra opción, que una nave de gran masa podría colocarse cerca del asteroide para modificar su órbita con la atracción gravitatoria.

También, disparar haces de iones contra la superficie del asteroide podría empujarlo gradualmente fuera de su curso, o en lugar de un solo choque, varios impactos sucesivos podrían empujar el asteroide de manera más controlada.

Las probabilidades de impacto todavía son bajas y es probable que futuros estudios refinen la trayectoria de 2024 YR4, descartando un choque. Sin embargo, los expertos insisten en que este tipo de amenazas deben tomarse en serio, pues la humanidad aún no está completamente preparada para responder a un evento de esta magnitud.

Los próximos años serán clave para determinar si 2024 YR4 representa un peligro real y, en ese caso, si la ciencia y la tecnología actuales podrán evitar una catástrofe.

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Etiquetas: NASA